Las pandemias, las guerras, las crisis económicas, los desastres naturales…, siempre golpean con mas intensidad a los mas pobres. El Covid-19 no entiende de nivel socioeconómico, y nos está tacando a todos; pero lo que es innegable, es que cuando las cosas se complican , son los más débiles los que más sufren, y los que en consecuencia necesitan más apoyo.
Por esta razón, a pesar del cierre del Centro San Francisco de Asís de El Alto, el proyecto MISOL de nutrición continua ayudando a los niños que acuden al comedor, distribuyendo alimentos básicos a sus familias. Familias que lo están pasando muy mal, porqué el confinamiento no les permite salir a trabajar, en una economía que es totalmente de subsistencia.
En esto consiste la solidaridad, en apoyar incondicionalmente aquellas situaciones comprometidas o difíciles que en ocasiones sentimos lejanas; como las que están sufriendo las familias que conocemos en El Alto, y que están siendo duramente golpeadas por esta crisis sanitaria mundial.