Tengo el placer de presentar la memoria del ejercicio 2024, en la que hemos seguido trabajando en nuestro compromiso de «inclinar el corazón» hacia aquellas personas en situación de vulnerabilidad, quedando manifiesto el compromiso por dignificar la vida de las personas.
La memoria manifiesta nuestra particular forma de hacer desde la Misión, Visión y Valores que nos definen. En este año, hemos continuado apoyando los proyectos ya consolidados, acogiendo todas las iniciativas de mejora e innovación que se han ido dando, en función de las personas que se benefician de ello, manteniendo el mismo espíritu de apoyo en las áreas de nutrición, salud, educación, promoción de la mujer y exclusión social.
Este espíritu nos lleva a incentivar y construir continuamente un equipo de profesionales capaz de ser referente, capaz de cuidar y hacer que la vida de las personas mejore, enmarcando nuestra tarea de acompañamiento de las vidas más amenazadas.
Queremos seguir leyendo las historias de vida, marcadas por la pobreza y/o el sufrimiento y bañarlas de esperanza; ese es nuestro anhelo permanente. Continuamos nuestra tensión en el quehacer, consolidando, desde nuestras posibilidades, nuestra intervención centrada en cada persona, en sus necesidades, en sus anhelos, desde una escucha activa que nos permite conocer de cerca sus realidades.
En todo este Plan de Intervención, es muy valiosa la colaboración de las personas que de forma voluntaria prestan parte de su tiempo en esta preciosa labor. A todas ellas, gracias de corazón por lo que dais y por lo que sois. Tampoco serían viables estos proyectos sin la colaboración esencial de quienes hacen un aporte económico, que posibilita la sostenibilidad y continuidad de los mismos.
Gracias mil por vuestra generosidad.
Quiero subrayar este año la iniciativa de Mater y de los colegios San Francisco de Asís de la Congregación, de relacionarse de manera especial con los proyectos de Bolivia y Perú, con el objetivo de vincularse afectiva y efectivamente, apoyando iniciativas de mejora y creciendo en solidaridad.
Nos quedan retos por alcanzar, sueños que cumplir y esperanzas que albergar, pero con la certeza de que juntos sumamos, queremos caminar con paso firme y decidido en esta misión de misericordia.
Alicia García Lázaro
Superiora General de las Hermanas Franciscanas Hijas de la Misericordia.
