A través de las palabras de la hermana Antonia Barrilero manifestamos una vez más el compromiso de MISOL por los más pobres. Tenemos la certeza que a través de la labor en los proyectos de las hermanas de las comunidades y del laicado, Dios hace presente su misericordia entre los más pobres.
Porque 165 años después seguimos “inclinado el corazón a la mayor miseria”, confiamos en el Dios Providente que nos alienta a seguir en la misión a pesar de las dificultades. Con la confianza en que 2022 sea el año en que termine la pandemia, perseveremos con alegría en nuestro trabajo por los más vulnerables.