Este año, al celebrar la fiesta de San Francisco de Asís, nos unimos a una conmemoración muy especial: los 800 años del «Cántico de las Criaturas», aquel poema tan querido que Francisco escribió al final de su vida. Puede sorprender saber que, cuando estaba muy enfermo y casi ciego, encontró la fuerza para ofrecernos un canto lleno de luz y esperanza. En medio de su fragilidad, nació una obra que es un auténtico elogio a la vida y a todo lo que nos rodea.
El Cántico nos recuerda que el sol y la luna, el viento, el agua, la tierra e, incluso, la muerte son hermanos y hermanas que comparten con nosotros/as la misma existencia que proviene de Dios. Es una mirada sorprendente y tierna, capaz de descubrir la belleza y el don en cada detalle de nuestro mundo. Francisco, que ya no podía ver bien, supo contemplar con los ojos del corazón aquello que a menudo pasamos por alto: que la vida es un regalo inmenso y que estamos llamados a vivirla con gratitud y sencillez.
En MISOL, queremos hacer nuestro este espíritu franciscano. Nos invita a educar y acompañar en el respeto, en el cuidado de la naturaleza y en la solidaridad entre las personas. Nos anima a transmitir a niños, jóvenes y personas adultas que cada ser y cada criatura tiene un valor único, y que juntos y juntas formamos una gran familia.
Que este aniversario nos ayude a detenernos y mirar la vida con los mismos ojos de Francisco: unos ojos capaces de dar gracias, también, en medio de las dificultades. Y que, como él, sepamos vivir con alegría, humildad y amor, convirtiendo cada jornada en un pequeño canto de gratitud.